Todo lo que no dices hace mucho ruido.

 

Lo que no digo

 

¿Cuántas veces te has guardado lo que piensas?.

Te encuentras el/la “gelipoller” de turno, abre su bocaza o te mira con esa cara de “qué hostia tengo en la cara” y tú, que eres una buena persona que, como a muchos/as otros/as te han inculcado la ley del callar, del no ofender y del ser educado/a, te quedas ahí pasmado/a aguantando la marea con tu boquita cerrada.

Otro caso sería cuando el/la dependiente/a de turno te contesta mal ante cualquier consulta. O cuando no estás de acuerdo con la opinión de alguien y te callas por no generar una discusión.  Cuando te dicen una y otra vez que esa persona no te conviene, o cómo debes educar a tus hijos o a tu perro. O cuando ese cuñado listillo cree que puede adivinar todo lo que pasa por la cabeza de los demás y solo él podría arreglar el mundo.

Callas. Aunque te ofendan tú no quieres ofender. Aunque tengas opinión propia no la dices por si te descubren o si eres motivo de burla. O simplemente callas porque te han dicho que el que calla otorga, o que hay que callar y no crear conflicto.

Callas ante lo que te gusta, callas tu opinión, callas ante las ofensas de otros, ante las injusticias, ante juicios emitidos sin tu petición y críticas no constructivas.

Y resulta que todo eso que no dices en el momento concreto, con el paso de los minutos pierde su acción y su verdad. Y si sigues conteniéndolo se te hace bola con el tiempo, te ahoga, te va quemando y se convierte en una bomba que cualquier día te explota a ti o frente a los demás.

Un día todo eso que callas hace mucho ruido en tu interior y al final el cuerpo grita todo aquello que te has guardado. Lo que callas te mata y te vuelves esclavo o esclava de tu silencio. Te pasas la vida escuchando todo lo que dicen los demás sobre ti o te quedas escuchando lo mal que te han hablado y no dices nada.

Por supuesto que no puedes responder histérica o enfadarte de buenas a primeras pues a lo mejor es lo que pretendía tu interlocutor y pierdes credibilidad. Hay que aprender a ser asertivo. La asertividad es una muy buena estrategia de comunicación y trata de responder ante ofensas sin ofender al otro ni ser agresivo. Esta teoría es muy bonita cuando la ves escrita y estarás hasta el pirri de leerlo por ahí o oírlo comentar (seguramente al listillo de tu cuñado, por supuesto). Pero cuando te encuentras en cualquier situación frente a un/a “gelipoller “ lo que te nace es enviar directamente a la mierda y decirle que se meta su opinión por a el culo.

Así que hazlo, antes de que sea tarde, antes de que tengas que llegar a casa y pasarte minutos, horas o días pensando en lo que hubieras dicho. Sé impulsivo/a. No dudes. Hazlo, deja clara tu opinión, sobretodo si es un NO como una casa, responde a los comentarios machistas o degradantes, responde ante la mala educación o críticas sin criterio, di NO, deja de tolerar lo intolerable, deja de soportar lo que te hiere u ofende. Y salpica, escupe lo que piensas, descarga tu alma, devuelve el puñal hiriente, deja que tu corazón se marche en paz. Y si tienes que mandar a la mierda, hazlo. De todos modos allí no estarán solos.

 

por V. MorArt———————-

 

 

 

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